lunes, 14 de enero de 2008

Adiós a los libros de papel

Es un lector de libros electrónicos que funciona con e-ink -tinta electrónica-. Hasta ahora sólo se había podido utilizar durante unos minutos en ferias y congresos. El lector en cuestión es muy pequeño y delgado. Es compacto y pesa sólo 255 gramos, bastante menos que un libro de bolsillo. Viene también con unas cubiertas de cuero.
Leer en la lámina de tinta electrónica de seis pulgadas es un placer pero, claro, este dispositivo está limitado a texto e imágenes en escala de grises. Tiene también un reproductor MP3 pero sólo sirve para poner música de fondo mientras se lee. Para leer en la cama es bastante más cómodo que un libro convencional. No cansa la vista y, al igual que el papel tradicinal, requiere de una fuente externa de iluminación.
Tiene 20 MB de memoria interna y puede ampliarse con tarjetas SSD y Memory Stick. En 20 MB caben unas cuentas novelas, así que el espacio no es un problema. Lee varios formatos de textos, entre ellos PDF y es muy sencillo de usar, basta con arrastrar el archivo al interior del dispositivo, que se muestra como una unidad de memoria externa en el PC.
El único inconveniente es la velocidad de refresco de la tinta electrónica y la forma en la que cambia la imagen en pantalla. Es un proceso que dura un segundo y durante el cual la pantalla parpadea. Es un poco molesto durante las primeras páginas.

1 comentario:

Gómez Rivera, Elida Isabel dijo...

Como decimos en inglés "Oh!! My Gash". Es increible como está avanzando la tecnología y la ciencia.

Me aparece que algunos de nosotros que somos coleccionistas de libros, tendremos que hacer cambios en nuestra biblioteca; por que con esto, pues, habrá más espacio para más libros de todo tipo y gustos.

Sobre el pequeño detalle del parpadeo para cambiar de una hoja a otra, pues con el tiempo y ano será así, estoy segura.

Que bueno por está aparición del libro electrónico, ya que no tendremos que cargar un montón de libros para estudiar o leer por placer.

Sería bueno que esto se implante en las bibliotecas, sería súper.

Elida GÓMEZ RIVERA